miércoles, 12 de octubre de 2011

El camino de la pobreza


Pie de foto: Soren, con Sida, ex heroinomano, ex traficante, con un pasado trágico desde que dejo Groenlandia y vino a trabajar y estudiar a Dinamarca. Vio morir a su mujer, también adicta, en sus brazos. Ahora, rehabilitado guía a un grupo de estudiantes de máster en trabajos sociales a través de la historia de la pobreza en Aarhus y de los lugares -asociaciones, organizaciones, etc.- donde se da cobijo y ayuda a los homeless de la ciudad.

"Poverty walks" es un proyecto de sensibilización sobre la miseria en Dinamarca a través de una ruta guiada por sus puntos más candentes. Copenhagen y Aarhus, las dos principales ciudades del país, las que concentran más pobreza. Los guías son la clave para entrar en ese mundo. Tipos/as que en algún momento estuvieron en lo más profundo y que consiguieron salir con la ayuda de programas sociales como este. Ahora, están devolviendo todo lo que recibieron. En un país que puede presumir de ser estadísticamente uno de los más ricos y felices del mundo se hace realmente difícil saber exactamente de qué estamos hablando cuando hablamos de pobreza. Es una gran paradoja.

Cada país parece hacer su propia definición de lo que es la pobreza. El gobierno de derechas danés (saliente ahora) rehusó la posibilidad de poner un listón mínimo económico para marcar la pobreza. Los estándares y organismos europeos lo señalan ligeramente por encima de los 1.000 euros, en Dinamarca. Lo que para España u otros paises seria un sueldo aceptable, el suelo medio de la mayoría o incluso estaríamos hablando de un muy buen salario, aquí representa tener que sobrevivir. Paradojas de la vida.

Otra complicación: no vemos apenas señales de esa "pobreza" en las calles. Por lo que explican en la ruta, durante años la tendencia fue limpiar y barrer las ciudades, esconder la basura bajo la alfombra, donde no molestara. Y lo hicieron con tanta eficacia que hasta para un danés es difícil reconocer que también tienen problemas sociales de cierta gravedad. En algunos casos fueron los comerciantes de ciertas calles o plazas los que pusieron el dinero, pero sin la intención de solucionar el problema.

En una pequeña ciudad como Aarhus (242 mil habitantes) hay oficialmente 355 homeless y extraoficialmente más del doble. Hay incontables alcohólicos y un buen número de heroinómanos, pero no ves nada. No lo ven los daneses y no lo ves tú.

He seguido la ruta y en cierta manera es anecdótica. Es una experiencia light. Los verdaderos protagonistas son sus guías. Tipos reinsertados que en su camino para volver a la normalidad han decidido aportar su experiencia en su paso por ese profundo pozo; compartirlo para ayudar a otros y para abrir los ojos del resto de la sociedad para que aporte soluciones y deje de mirar hacia otro lado. Están a caballo entre los dos mundos, son sus intermediarios y la llave para entrar.