viernes, 16 de septiembre de 2011

El club de tenis...


Esto fue un desastre. Una zona de Aarhus entre poligonera, un gueto (bien) y residencial. Una combinación extraña, Hasle. No encontraba historia. Era un encargo. Teníamos pocos días y yo había llegado una semana más tarde. Al final, una tarde, tras vagabundear mucho bajo la lluvia por el enorme distrito y cruzarme con un par o tres de posibles soluciones a mi necesidad, alguna fracasada y otra tan solo rozada (aunque sigan ahí), me decidí por esta. Un club de tenis escondido en un pequeño bosque, con aires melancólicos, para clase media danesa.

Pasé unas tres veces. En esos días no paró de llover. Aunque aquí siempre se da todo. El tiempo cambia en cuestión de segundos. La gente no jugaba, no aparecía o igual que llegaban se iban... la cuestión es que no había gran cosa que contar si no era marchándose con alguien a casa... no sé cómo diablos acabé entrando en la ducha con uno de los pocos tipos daneses que conocí, un profesor de instituto de deportes, que hacía unos meses había estado en Barcelona y que era un admirador acérrimo de Gaudí.

Y aquí está él. Sin ningún pudor!